jueves, 24 de abril de 2008

En Malaquías, cuando yo iba tu venías,

mi segunda novela, hay de todo, de todo y más, incluso cucarachas gigantes y piratas, lástima lastimita que yo no tenga a mi Rosita Mauri, para que se encare al mundo por mí, o quizás me equivoque, y no tenga una Rosita Mauri , pero, quien sabe.


"La suavidad y el olor de su piel se le subían al cerebro, sobre todo el tibio olor de su piel a la leche con azúcar y al pan tostado de las mañanas. A Berta, también le venían en mente las noches en que de pequeña se podía meter en la cama para dormir con ella, la suavidad de sus caricias y de sus manos, unas manos casi siempre cortadas por el trabajo intenso, a pesar de las cremas que se untaba en ellas las noches en que el cansacio se lo permitá, aunque las manos de una madre, por muy estropeadas que estén siempre son suaves."

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